Los profesionales de la sanidad hemos de
promulgar entre nuestros pacientes y entorno, premisas para un estilo de vida
saludable.
En primer lugar, deberíamos aplicar esas
premisas en primera persona.
Con esto me refiero no sólo a llevar una
dieta alimenticia saludable, sino que resulta incoherente ver profesionales de
la sanidad, fumando en las puertas de accesos exteriores de los hospitales.
En ocasiones, nos podemos encontrar con el
simple hecho de que la gente pregunte: -
Pero ¿por qué es importante seguir una dieta saludable, y tener que evitar
hábitos de “comida basura” que resulta agradable en sabores y rápida de cocinar?
- ¿Qué problemas ocasiona fumar o tomar alcohol en exceso?
Si vamos en profundidad a saber cuáles son
los efectos de los citados hábitos, que
consideramos nocivos, encontramos los siguientes:
- Fumar
aumenta el riesgo de enfermedades cancerígenas (sobre todo en pulmones), así como de infecciones
pulmonares, disminución de la capacidad respiratoria y problemas
cardiovasculares, entre otros.
- Si
nos focalizamos en qué puede afectarnos en nuestro día a día, descubrimos que
el consumo de tabaco disminuye la microcirculación de los tejidos, lo que a su
vez provoca disminución de la regeneración tisular. Esto deriva en la
dificultad para que una herida cierre o cicatrice correctamente. Se obstaculiza la regeneración de tejidos lesionados
o incluso de cualquiera de los tejidos de nuestro cuerpo.
-
Si no
tenemos en cuenta los efectos del tabaco a pequeña escala, podemos pensar que
nuestro tratamiento no funciona al no alcanzarse los resultados esperados.
En cuanto al consumo de alcohol, cabe
destacar que altera los niveles de testosterona y deshidrata en exceso al
organismo, ya que para metabolizar el alcohol en el hígado se necesita
muchísima agua.
El dolor de cabeza que se produce al día
siguiente de un consumo de alcohol importante (resaca) se origina a partir de
una deshidratación del cerebro, ya que el organismo ha requerido mucha agua
para eliminar el alcohol en sangre.
Se constata que en mujeres este proceso es
mucho más nocivo, ya que nosotras tardamos mucho más tiempo en eliminar el
alcohol en sangre. El metabolismo en nuestro hígado es mucho más lento en
comparación al de los hombres. De ahí que no toleremos consumir tanta cantidad
de alcohol y que alcanzar un estado de
embriaguez sea más rápido.
Debido a la descompensación que ocasiona
el alcohol en los niveles de testosterona, cabe decir que ésta hormona tiene
multitud de efectos en el organismo. Para nosotros, los fisioterapeutas, los efectos
más importantes en el adulto son el mantenimiento de la masa muscular,
precursor de la energía mental y física, y el buen funcionamiento cerebral. Por
lo tanto, si esta hormona se ve descompensada puede afectarnos a diferentes
niveles.
Otro elemento importante a combatir es el
estrés. El estrés perjudicial es aquel que disminuye los niveles de melatonina,
la hormona encargada de regular el ciclo sueño-vigilia. Por lo tanto, existe
una perturbación a la hora de conciliar el sueño, pudiendo afectar a la fase del sueño profundo, período en el que se
produce la regeneración de los tejidos.
Por otro lado, el estrés va ligado a la
presencia de mayor cortisol. En una época de estrés constante, la demanda de
energía para hacer frente a esta situación es alta, por lo que esta hormona
capta la energía de diferentes partes llegando a utilizar las proteínas del
organismo que se encuentren en músculos, colágeno, etc. En consecuencia, provoca una degeneración del tejido conectivo
y sistema proteico, aumentando la probabilidad de daño o lesión en el cuerpo
humano.
Cito como ejemplo el tendón de Aquiles. Resulta
extraño que tratándose de un tendón grueso y fuerte, en ocasiones, se rompa con
facilidad. La explicación radica en que
tras una temporada prolongada de estrés,
debido a que este tendón tiene muchos receptores de cortisol, éste se ve
afectado por la acción de la hormona que trata de captar energía. Por lo que el
tendón va degenerándose y de golpe y sin una explicación coherente, al hacer
cualquier gesto o acción no lesiva, el tendón se rompe.
Como conclusión a esta entrada, no
deberíamos llegar a estados graves como puede ser un cáncer, para reflexionar sobre nuestro ritmo de vida y
hábitos. Estos apuntes aunque simples, nos pueden servir para justificar a
nuestros pacientes la importancia de evitar estos hábitos nocivos, que afectan
tanto a pacientes como a los fisioterapeutas.